Encuentro
Ahora que me has abrazado, ahora que te siento cerca...
no puedo dejarte ir... creía que podría...
estúpido de mí.
Tu olor, tu cuerpo, tus ojos, tu boca...
me fascinan... tu rostro siempre sonriente...
hace que la pena huya... que el dolor deje
pasó a la curación de mi alma maltrecha.
De mi vida destrozada por el dolor.
Los campos de batalla se siembran de espigas
de esperanza... de rayos de sol que destellan
lo que siento hacía el infinito... hasta ti.
Rumbo a tu oscuro planeta rodeado de niebla,
de dolor, sufrimiento, de llanto, de pena...
¿Podré salvarte?
¿Podré yo curar tus heridas
cómo tu has hecho con las mías?
Entre llanto y llanto de alegría
mi sonrisa cálida te hace reír...
dulce sonido de cántaros llenos de agua,
de vida, de pureza...
Tus ojos se cruzan con los míos, verdes
como prado repleto de vida...
benditos ojos verdes...
bendito seas por aparecer en
mi vida, por cruzarte en mi camino.
¿Destino caprichoso por qué lo hiciste?
¿Por qué me habías negado la luz hasta hoy?
¿Por qué?
No lo logro entender... eso no es importante ahora.
Abrazame! Abrazame! Abrazame! Y no pares!
Rodeame con tus brazos
y déjame llorar con lágrimas de felicidad...
las primeras de mi vida.
Dejame por un solo segundo saber que es ser feliz,
déjame sentir que es tenerte sólo para mí.
Tiemblo de la emoción, mi corazón se acelera...
de sólo pensarlo, de sólo tenerte junto a mi pecho.
Las palabras ya se han ido, el silencio (lenguaje maestro)
me ayudará a entenderte... mi cuerpo no reacciona.
Yo ya no soy yo, no pienso con cordura.
¿Acaso la tuve alguna vez?
Silencio y más silencio, quiero decir te quiero...
te amo... pero sobran las palabras... sobra todo
excepto tu abrazo, tu calor.
Oigo latir su corazón junto al mío,
lo hacen al unísono
a distinta frecuencia pero con la misma intensidad.
Nos queremos y eso lo sé.
Ahora si lo sé...
Temo la partida... más que a la muerte... temo tú ida.
Pero da igual que suplique, que te pida eso...
Podría pedir el infinito que me lo darías antes que quedarte
porque este no es tu mundo...
mi vida no es la tuya... debemos regresar a la cudra realidad
a nuestro oscuro sino, triste y melancólico
como siempre, como todo lo nuestro.
Te alejas y yo corro tras de ti, gritando tu nombre.
Te necesito... para mi dará igual la distancia... te querré
espero que tú a mí también
a pesar de las millones de kilometros que nos
puedan llegar a separar.
A pesar de estar en mundos tan diferentes pero a
la vez tan similares, tan idénticos.
Corro tras tu tren, intento agarrar tu mano por última vez...
ya te vas, ya me vuelves a dejar solo...
¿Por qué he tocado el cielo y te vas?
Eso si es cruel, maldita seas injusticia divina.
Mis yemas tocan las tuyas antes de la partida
antes del "adiós", yo estúpido vuelvo a sentirme mal
y en tus ojos veo la pena por hacerme sufrir.
Una lágrima solitaria sale de mí, es mi despedida antes de
ver como tu tren da la vuelta.
Pero tú antes de regresar a tu mundo de tinieblas, de dolor, de pena...
me dices en susurros a lo lejos
un nunca digas "adiós" di "hasta otra"
y yo vuelvo a sonreír.