Mundo
tu alma atormentada por esto...
Los cuatro jinetes campan por tus tierras
sin control, sin nadie que pueda detenerles.
¿Cómo has podido llegar a este punto?
¿Cómo has podido?
La Luna está perdida, el Sol se ocultó... oscuridad
infinita en este mundo de sombras...
Te veo ahí, solo... acurrucado entre hierba muerta.
Intento consolarte, decirte que estoy a tu lado
pero tú ya no me escuchas... has dejado de ser tú!
Eres una parte oscura que habita en tu alma.
Algo que ni yo mismo puedo llegar a entender.
Intento entenderte... me cuesta... lo intento...
Pero no puedo, NO PUEDO!
Te quiero con más fuerza, te amo aún más.
¿Por qué?
Eso no lo sé, puede que me vaya sufrir.
Has perdido tu amabilidad, tu sonrisa, tu mirada...
Te estrecho entre mis cansados brazos y te aprieto,
te aprieto hasta hacerte oír mis latidos...
Tú luchas, luchas por liberarte.
Da igual el daño de tus palabras, de tus actos,
de tus insinuaciones, de tus gestos... deseas huir.
Pero yo no te dejaré ir, no lo permitiré... tenlo claro.
Miro a ese cielo oscuro, lleno de negro y ruego.
Ruego a Dios por nuestras almas, por ti.
Acuérdate de él! Sálvale! Protégelo!
Mis ruegos no te calman, te enfurecen.
Yo no te dejaré caer, ahora no, AHORA NO!!
Me necesitas... yo seré tu faro al anochecer...
tu estrella polar, tu hogar a donde correr
cuando la pena te asalte, tu otra mitad.
Me da igual sufrir si es por ti,
si es por amor me da igual morir.
La locura se ha apoderado por fin de mí,
mi racionalidad hace tiempo que partió a tierras lejanas
al sur, donde van los sensatos e inteligentes.
Te estrecho todavía más fuerte...
pero no oigo tu corazón.
¿Acaso tuviste alguna vez?
Te amo, te amo, te amo...
repito una vez tras otra pero parece que
eso nunca ha bastado.
Yo nunca he sido suficientemente bueno para ti.
He sido un estúpido crío...
Mi luz apenas sirve de nada,
quiero salvarte, darte mi vida...
si con ello pudiera curarte tus heridas.
Protegerte de ti mismo, de esa parte de ti
que te hace daño. Pero que no obstante eres tú.
Lloro a tu espalda para que no me veas.
¿Si caigo yo? ¿Quién te levantará?
No puedo caer, ahora menos que nunca.
Miro a uno de los jinetes y este ve tal
dolor en mi alma que algo parecido a la pena
aparece en su rostro... su rostro infernal me mira
con temor como si viera
que esto no fuera justo. Yo intento apartar la mirada.
!Lo intento! !Pero no puedo hacerlo!
Porque verla es verte a ti...
y yo jamás puedo dejar de mirarte.